El título de este post seguramente te habrá llevado a replantearte si los idiomas se extinguen o desaparecen. Puede parecer algo utópico, pero lo cierto es que sí. ¿Sabes cuántos idiomas se hablan actualmente en el mundo? Alrededor de unos  7.000. ¿Y sabes cuántos de estos idiomas pervivirán al final de siglo? Menos de 3.000.  En esta entrada, aprenderás:

Cuándo un idioma se extingue

La muerte de un idioma es un proceso natural. Hay que recordar que por idioma se entiende la lengua, perfectamente desarrollada, de un país o comunidad. De hecho, la muerte de una lengua no se produce cuando muere el último hablante, sino cuando lo hace el penúltimo, puesto que se sobreentiende que una lengua es una herramienta de comunicación que, evidentemente, necesita de alguien con quien hablarla. Y es que, aunque parezca sorprendente, hay idiomas que solo habla el 4 % de la población.

¿Cuáles son, pues, las causas para que un idioma desaparezca?  Se estima que las hambrunas, las migraciones y las enfermedades son los principales motivos de la desaparición de una lengua. También podemos hablar de conflictos civiles y guerras mundiales. Los indígenas de El Salvador, por ejemplo, abandonaron sus prácticas culturales y su lenguaje para evitar ser asesinados durante la masacre de campesinos salvadoreños de 1932, dirigida a los ciudadanos más pobres de El Salvador, muchos de los cuales eran indígenas.

En el siglo XXI, los idiomas se extinguían principalmente debido a la falta de personas que los hablan. De hecho, la UNESCO describe los idiomas en peligro de extinción como aquellos cuyos hablantes han desaparecido o han cambiado a otro idioma, generalmente el idioma principal de un grupo dominante. Esto generalmente toma la forma de padres que transmiten su lengua materna a sus hijos, quienes más adelante en la vida usan el idioma dominante del país en el que se encuentran para obtener ventajas socioeconómicas o evitar la discriminación.

Hay que desterrar las creencias tradicionales de que solo se extingue el vocabulario, la gramática o la sintaxis de esa lengua, la pérdida es mucho más profunda. Mediante el lenguaje, los pensamientos, ideas, creencias, deseos y pasiones de un grupo humano toman forma, adquieren peso y realidad. En el momento en que un idioma se extingue, perdemos toda la cultura que le acompaña, las leyendas, las tradiciones orales, las antiguas técnicas de arte o de trabajo, las creencias místicas o religiosas de sus hablantes… Perdemos, en definitiva, un trocito de humanidad.

¡Que alguien haga algo!

Hay idiomas o, mejor dicho, lenguas, que existían hace miles de años y que ahora ya no están. Esto no es un hecho aislado ni algo que se empiece a estudiar ahora, sino que la ONU comenzó a hacerle frente en 1994 con la publicación del Libro rojo de las lenguas amenazadas, en el que se muestra qué lenguas están amenazadas, dónde están situadas y cuál es su grado de vitalidad. No es por alarmarte, pero según la UNESCO, cada día que pasa la humanidad pierde 14 idiomas. En la última década la humanidad ha perdido casi un centenar de lenguas. De las que quedan más de 400 son susceptibles de desaparecer en los próximos cinco años. Puedes consultar aquí el mapa que determina en qué fase de extinción está un idioma.

Pero, ¿para qué nos sirve saber si un idioma ha desaparecido? Pues principalmente para conocer la situación de las lenguas en el resto del mundo. ¿Quiere eso decir que el inglés o el francés vayan a desaparecer? No. Todavía van a dar mucha guerra ambos idiomas, así que si necesitas traducir tus documentos a alguno de esos idiomas, puedes encargar la traducción sin problemas.

¿Se puede hacer algo que evite su desaparición? Pues sí, aunque, como siempre, esto debe partir de la política, pues políticas educativas que incluyan el estudio de ciertos idiomas o lenguas para preservar su conservación o, por ejemplo, elaborar gramáticas o libros sobre dichos idiomas sería también una solución apropiada para preservarlos.

Las organizaciones sin ánimo de lucro como el Instituto de Lenguas en Peligro de Extinción de Living Tongues publican artículos científicos, realizan trabajos de campo lingüísticos e incluso crean diccionarios en línea para preservar las lenguas indígenas. El instituto adopta un enfoque único para la adquisición del lenguaje mediante la organización de talleres digitales en los que se capacita a los activistas locales del lenguaje endógeno para que graben y editen frases en su idioma con los ancianos de la población local. Estos activistas lingüísticos no solo adquieren habilidades técnicas adicionales, sino que muchos activistas también se convierten en investigadores altamente capacitados dentro de su región y se convierten en embajadores locales del instituto. Desde 2005, The Living Tongues Institute ha ayudado a crear más de cien diccionarios que contienen decenas de miles de palabras e imágenes.

Las nuevas tecnologías y los idiomas

Uno de los idiomas en peligro de extinción es el islandés, que, curiosamente, vive amenazado por el uso de las nuevas tecnologías. El uso del islandés se ha vuelto prácticamente inexistente en la tecnología desde el año 2000. Asistentes digitales como Siri o Alexa no reconocen el idioma, es obvio que éste no entra a formar parte de los cinco idiomas a los que se debe traducir una aplicación móvil, lo que hace que los islandeses deban entenderse con la tecnología exclusivamente en inglés.

La brecha digital también supone un quebradero de cabeza para lenguas como el euskera, el catalán, el rumano o el chino mandarín. El llamado lenguaje de ‘Valley’, el inglés, está dominando tanto la esfera digital que se estima que en menos de tres décadas estos idiomas, junto con el islandés desaparecerán a nivel tecnológico.

Pero lo que te daña también te puede hacer más fuerte. Por ejemplo, los  bolivianos  buscan revitalizar la lengua aymara vía Facebook. Hay muchos que  consideran que si un idioma no está en web, no existe. Pero una lengua no muere del todo hasta que muere su último hablante. Así que, ¿por qué no traducir páginas webs, libros y demás información a estos idiomas? Tal vez así se consiga salvaguardar el valor de las lenguas y, por supuesto, de la cultura que llevan asociada.

De forma similar, con la rápida popularidad de los foros en la década de 2000, Internet se convirtió en un lugar común para que los hablantes de yiddish conversen en su lengua y, con el tiempo, el mundo virtual se convirtió en el principal destino para los hablantes de yiddish, que es uno de los idiomas más notables que han tenido un renacimiento en el siglo XXI es el yiddish. Una vez fue hablado por más de 10 millones de judíos en todo el mundo, el número de hablantes de yiddish disminuyó drásticamente debido al Holocausto ya que los supervivientes  se vieron obligados a asimilar y usar la lengua nativa para evitar la persecución. El uso del yiddish casi había desaparecido en una pequeña cantidad de comunidades jasídicas.

Además, dentro del hervidero de contenidos  que es Twitter, podemos encontrar cuentas instructivas sobre idiomas como son @MissTagless, creadora de contenido en valenciano, y @jorgepueyo_95, que confiesa levantarse dos veces a la semana a las 5 de la mañana para grabar un informativo matinal en aragonés. Estas cuentas proporcionan una visibilidad que pueden ayudar a insuflarle aire a lenguas moribundas.

Otro recurso pueden ser aplicaciones con las que aprender idiomas. Sin ir más lejos, en Duolingo puedes aprender hawaiano, navajo y gaélico escocés, tres lenguas en peligro de extinción. Sin duda, la tecnología puede perjudicar, como en el caso del islandés, pero también puede ser de gran ayuda.

Algunos nombres propios

– Yang Huanyi, (1909-2004)

Con la muerte de esta anciana mujer desapareció la última persona que hablaba uno de los idiomas más antiguos del mundo: el Nü Shu, conocido por los lingüistas como la “escritura de las mujeres”. Este dialecto chino fue utilizado por mujeres de distintas generaciones para comunicarse entre ellas en secreto. Hoy por hoy solo algunos traductores especializados son capaces de interpretar los escasos documentos que quedan de este precioso lenguaje.

 – Fanny Cochrane (1834-1905)

Fanny era una aborigen de la isla Flinders en Tasmania. Esta mujer se hizo famosa a nivel internacional por grabar con su voz canciones y leyendas en una de las desconocidas lenguas aborígenes de Tasmania. Gracias a esas grabaciones antiguas, aún podemos traducir los antiguos escritos en esos antiquísimos idiomas.

Si te ha resultado interesante este post, te invitamos a aprender sobre el caso contrario, es decir, sobre el crecimiento exponencial del inglés, y a averiguar qué palabras han desaparecido del español. ¡Visítanos!

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