¿Alguna vez te has preguntado qué tienen en común la medicina y el lenguaje?

traductora médica, Entrevistamos a la traductora médica Natalia Calviño

Aunque parezcan polos opuestos, comparten más de lo que crees: ambas están en constante evolución y tienen un impacto directo en la vida humana. Pero esta conexión se hace aún más evidente si hablamos de traducción médica, una especialidad que combina el rigor científico con la precisión lingüística.

Coincidiendo con el Día Mundial de la Salud, hoy hemos querido poner el foco en esta especialidad tan poco visible, pero absolutamente importante (además de una de las más complejas) con una entrevista completita en nuestro podcast Dándole a la Lengua con Natalia Calviño, traductora médica con años de experiencia, ojo clínico y una gran pasión por lo que hace.

Dándole a la lengua Un podcast (no solo) de traducción by Okodia

Los mejores momentos de nuestra entrevista con la traductora médica Natalia Calviño

A lo largo de la conversación, Natalia comparte su camino hacia la especialización, los desafíos del día a día, cómo logra mantenerse actualizada en un sector que evoluciona tan rápido y de lo importante que es saber dónde buscar (y en qué fuentes no confiar).

¿Qué te llevó a convertirte en traductora médica?

Es curioso porque yo no era nada de ciencias, se me daban fatal. En el colegio, las odiaba, les tenía tirria. Pero la vida te lleva por otros caminos. Hace ya casi seis años, empecé a trabajar en una empresa farmacéutico-sanitaria hablando sobre salud y me llamó tanto la atención que dije:

Voy a seguir investigando, voy a informarme un poquito más…

Y me formé e hice un curso de traducción médica y me encantó.

¿Qué es lo más desafiante de traducir textos médicos?

Que dentro de la traducción médica en sí hay muchas subespecialidades. Normalmente, cuando pensamos en traducción médica, pensamos en medicina en general: en el médico que te hace un informe y poco más. Pero hay tanto que abarca la traducción médica… desde un informe a protocolos de ensayos clínicos, artículos de investigación… Es mucho vocabulario, además muy técnico.

Y también, los recursos. El sector de la medicina es un sector que cambia mucho, hay muchísima información disponible, pero no toda es fiable: tenemos que andar con mil ojos para no utilizar algo que no es fiable y meter la pata, porque son textos, aparte de especializados, muy complejos.

Además, si traducimos algo mal, a lo mejor el médico le dice al paciente que no se tome “X” medicamentos tantas veces al día y se los acaba tomando porque hemos traducido algo mal.

¿Qué es lo que haces para poder mantenerte al día como traductora médica?

Me gusta mucho seguir a otros profesionales del sector por redes sociales, sobre todo, en LinkedIn e Instagram, porque al final ellos están más al día de todo lo que va saliendo y comparten mucha información nueva.

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Y nos vienen muy bien también las revistas de investigación. No todas son gratuitas, pero muchas veces se comparten artículos de algunas que se pueden leer gratis. Y también periódicos médicos e información que se va compartiendo de fuentes oficiales.

Cuándo recibes un encargo de traducción médica, ¿sigues algún proceso concreto?

Sí, más o menos. En algunos proyectos te tienes que adaptar a las condiciones, sobre todo con agencias, ya que no tienes tanto tiempo para cada proyecto y es un poco más acelerado.

  • Normalmente me gusta leer el texto primero, saber qué voy a traducir y, sobre todo, la especialidad dentro de la medicina.
  • A partir de ahí busco textos paralelos para ver cómo utilizan la información. Dos artículos de investigación no van a ser iguales, pero muchas veces tienen en común muchas cosas: probablemente las estructuras y el vocabulario.
  • Luego, si es para un cliente directo, elaboro un glosario interno con los términos clave que sé que me van a venir bien para no tener que hacer mil búsquedas más (si es agencia te dan ellos las memorias y todo).
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  • Después sería trabajar en la traducción.
  • Cuando termine, dejarla reposar, si tengo tiempo, claro, porque muchas veces son horas lo que tienes.
  • Y por último, revisar, pasar corrector y corregir todo lo posible.

¿Cómo te aseguras de que esté todo bien?

Pues es difícil porque, aunque lo revise otro experto, nunca te quedas tranquila. Con las agencias es mucho más sencillo porque cuentan con un revisor que suele también estar especializado en traducción médica y entonces te sientes un poquito más tranquila.

Con los clientes directos sí que es más complejo. Yo tengo la inmensa suerte de que en mi familia hay dos médicos. Entonces, si tengo alguna duda, siempre me echan un cable. También me gusta contar con otras compañeras especializadas en traducción médica para que den un segundo vistazo.

¿Alguna anécdota interesante, alguna curiosidad que te haya pasado en tu experiencia?

Una empresa con la que trabajo trabaja con informes para pacientes que viven en Panamá, Colombia, Venezuela… Pues en muchos casos hay hospitales que siguen creando los informes a mano (aquí en España, y creo que en Europa en general, los informes están escritos por ordenador).

Me parece muy curioso porque la mitad del tiempo no se entienden.

Son como las rayas de los latidos del corazón en el monitor.

No se entiende nada. Muchas veces, la mayoría de las cosas las acabas sacando por contexto. Pero otras veces lo tienes que dar por perdido porque no sabes si hay una palabra siquiera.

¿Hasta qué punto piensas que la inteligencia artificial puede sustituirnos en el futuro?

Yo soy de las que creen que no van a sustituir nunca a los traductores profesionales. Al final, un humano hace falta, ya está comprobado.

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La inteligencia artificial ayuda hasta cierto punto en otros aspectos. Para la traducción, si tú quieres traducirte el “hola, buenos días” en inglés para entenderte con el panadero del barrio en el que vas a estar en Londres, fantástico. Pero para temas más especializados, como es la traducción médica, no. Se ven auténticas burradas que dices:

Es que es imposible que nos sustituya.

Bueno, imposible… nada es imposible en esta vida, pero no creo que llegue un momento en el que nos vaya a sustituir. Al final, también sale más caro. Necesitas cuatro ojos más porque la IA traduce mal, entonces hay que volver a traducir y luego revisar…

Porque sí, la traducción médica también salva vidas

Y eso, aunque no salga en los titulares, merece ser celebrado.

En un día como hoy, en el que se habla de salud a nivel global, no está de más recordar que también hay personas que trabajan entre bastidores (y, literalmente, entre líneas) para que esa salud llegue sin interferencias, sin barreras idiomáticas y con todas las garantías.

Una coma en el sitio equivocado, un término técnico mal interpretado, un matiz que se pierde por el camino… En las traducciones médicas, los errores no son inocentes. Por eso el trabajo de profesionales como Natalia es tan importante, aunque muchas veces pase desapercibido.

Si quieres aprender más sobre las experiencias de Natalia, no te pierdas la entrevista completa en nuestro podcast “Dándole a la Lengua”. ¡Dale al play!

Andrea Galiana

Autor Andrea Galiana

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