Aunque diplomada en Turismo, desde hace más de 9 años, Ana, riojana de nacimiento, también forma parte de la pequeña-gran familia de Okodia. Es una de las gestoras de proyectos de traducción, por lo que a menudo suele ser una de las primeras con las que contactan los clientes de nuestra agencia de traducción. Le encanta su trabajo y siempre se esfuerza al máximo para dar lo mejor de sí en su día a día. Le encanta viajar, dormir y su tiempo libre lo emplea en jugar y pasear con su hija pequeña y su perro.

El mundo profesional

– ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo diario?

Del trabajo en sí, la relación directa y cercana aunque telemática con las personas, tanto con los clientes como con los traductores y compañeros. De las condiciones laborales, el poder trabajar desde casa.

– ¿Por qué te interesa el mundo de la traducción?

Es un mundo super interesante. Es la capacidad de adecuar un texto para que alguien que no habla tu mismo idioma e incluso tiene una cultura diferente lo entienda.

– ¿Qué es lo más curioso que te ha ocurrido a lo largo de todo el tiempo que llevas trabajando en Okodia?

Lo más curioso, raro y agradable a la vez es que un cliente te felicite, jaja. Normalmente, tanto en el mundo de la traducción como en cualquier otro, estamos acostumbrados a decir nuestras quejas pero no mucho a decir cuando algo está bien, así que cuando recibimos felicitaciones de nuestros clientes, es un subidón.

– ¿Cómo describirías el mundo de la traducción?

Es un mundo super interesante y bastante infravalorado. Las personas que no están dentro de este mundo no se dan cuenta del gran trabajo que hay tras una traducción. No se plantean que lo que se hace no es algo automático, un palabra por palabra, sino que hay que trasladar la esencia del contenido de un idioma a otro añadiendo las connotaciones necesarias para que el mensaje tenga sentido en la cultura a la que va dirigido.

– Hay quien dice que el mundo de la traducción es difícil y muy complicado, después de todo el tiempo que llevas trabajando en Okodia, ¿crees que es así?

Sí, es bastante difícil. La gente cree que traducir es saber un idioma y punto pero la realidad es que para traducir un texto sencillo, vale, pero para traducir un texto un poco más especializado tienes que tener mucha preparación, recursos, leer e investigar mucho.

– ¿Qué consejos darías a empresas que están pensando en si deben o no traducir sus contenidos?

Mi consejo es que lo hagan. Sus productos van a llegar a mucho más público, por lo que la inversión que hagan en la traducción, la recuperarán con creces al aumentar sus clientes.

– ¿En qué ha influido la situación provocada por la Covid-19 en tu trabajo diario en la empresa?

Por suerte, no me he visto muy afectada por la situación, ya que nuestra empresa es pionera en el teletrabajo, por lo que no hemos tenido que dejar de trabajar en ningún momento. Además, en un principio tuvimos miedo por la bajada de solicitudes que se podrían dar, ya que si las empresas reducen su actividad, van a reducir también sus solicitudes de traducción. Pero lo que nos ha fallado por un lado, lo hemos recibido por otro, con solicitudes de traducción referentes a la enfermedad.

Fuera del mundo profesional de la traducción…

– ¿Qué es lo más importante que has hecho en tu vida?

Tener una niña e ir a por el segundo.

– ¿Cuáles han sido tus mejores logros?

Creo que mi mejor logro es tener un trabajo que me gusta y la capacidad de desconectar de él en cuanto mi jornada laboral termina para dedicarme a mi vida personal, con la cual también estoy muy contenta.

– Un país donde te gustaría vivir.

No cambiaría lo de vivir en España, pero sí que me iría a algún lugar con playa y buena temperatura.

– ¿Hay algún idioma que te llame especialmente la atención? ¿Por qué?

Me alucina el chino porque además de saber escribir, tienes que saber dibujar, algo que para mi sería complicadísimo.

– ¿Alguna vez te has puesto una meta u objetivo y no has podido cumplirla? 

Aprender a tocar el piano. Estuve unos cuantos años dando clases de piano pero no fui capaz de aprender, aunque creo que hay cosas para las que hay que nacer y ser pianista no era mi destino.

 
 
Rocío González

Autor Rocío González

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