Hace muchos muchos años, cuando esas “maravillosas” aplicaciones para móvil que más o menos traducen eran impensables, existían unas personitas que se encargaban de que la gente que hablaba diferentes idiomas pudiera entenderse. Esos esforzados profesionales dominaban al menos dos lenguas y fueron los primeros responsables de que surgiera la profesión de la que ahora vivimos los integrantes del equipo de Okodia- Grupo traductor. Hablamos de los primeros traductores e intérpretes. Esos olvidados personajes de la historia sin cuya labor ninguno de nosotros andaríamos ahora trasteando por aquí. Un claro ejemplo es el de Sacagawea.

Un poco de contexto

Viajamos en el tiempo hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX. La historia recuerda aquellos convulsos años como los favoritos de los grandes colonizadores de nuevas tierras. Uno de los parajes preferidos por esos grandes hombres (porque casi siempre eran hombres, mira tú qué casualidad) era un maravilloso y enorme territorio descubierto por Cristóbal Colón en 1492: América.

Una de las expediciones más conocidas de aquella época fue la que lideraron dos americanos de primera generación: William Clark (1770-1838) y Meriwether Lewis (1774-1809). ¿Te suenan? Seguramente porque fueron los protagonistas del primer y más importante viaje de reconocimiento del oeste americano.

El presidente norteamericano de aquella época, Thomas Jefferson, se había propuesto dominar todos y cada uno de los territorios de la reciente nación antes de que lo hicieran sus grandes enemigos los británicos. Jefferson ordenó la formación de muchas expediciones que él llamaba “cuerpos expedicionarios” (“Corps of Discovery) pero una de las más trascendentes fue la llamada “Expedición de Clark y Lewis”.

La juventud de Sacagawea

Las tierras del norte de Estados Unidos estaban habitadas por diferentes tribus de indios americanos de distintos grupos étnicos. La protagonista de nuestra historia, Sacagawea, nació en el seno de la tribu “agaidikan” (o “comedores de salmón”). Esta tribu se conocía entre los exploradores europeos por ser muy amistosa y repudiada por otras tribus indias por ser excesivamente complaciente con los intrusos blancos.

Conocida familiarmente como Janey, Sacagawea nació en 1787 en el Valle del Río Lemhi, en el actual Estado de Idaho. La historia de Sacagawea antes de formar parte de la expedición de Lewis y Clark es un tanto confusa. Al parecer, durante su niñez fue capturada por una tribu enemiga y vendida posteriormente a un comerciante de pieles y traductor llamado Toussaint Charbonneau.

Toussaint Charbonneau era un canadiense de origen francés descendiente de grandes colonizadores procedentes de la vieja Europa. Charbonneau se ganaba la vida cazando y comerciando con pieles por encargo de una famosa empresa británica llamada “Compañía del Noroeste”. Además, en su tiempo libre se ganaba algún dinerillo sirviendo como traductor en las expediciones de de colonos que iban llegando al vecindario.

Según cuenta la leyenda, a Charbonneau le encantaba el estilo de vida de los indios. Le gustaba tanto confraternizar con las tribus de su entorno que, tras contraer matrimonio con una beldad india, no dudó en comprar a la joven Sacagawea para que se convirtiera en su segunda esposa.

Traducir para garantizar el éxito

La historia de la pareja no hubiera trascendido más allá si no hubiera sido por una coincidencia. En el mes de noviembre de 1804, los expedicionarios Lewis y Clark llegaron a su pueblo buscando traductores e intérpretes: necesitaban ayuda para entenderse con las tribus indias para anexionar las regiones de Luisiana y Oregón. Charbonneau fue uno de los traductores elegidos por dominar varias lenguas. Pero también porque su segunda esposa, la pequeña Sacagawea hablaba el idioma shoshone.

Pronto Sacagawea le quitó todo el protagonismo a su locuaz marido. Y no solo porque dominaba bien el inglés, el francés y el shoshone, sino porque junto con su hijo recién nacido Tousant proyectaba tal imagen de pacifismo que ningún indio feroz se atrevió a parar los pies a los exploradores blancos. ¿El resultado de su trabajo?: el éxito de la expedición.

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