A la hora de traducir cualquier texto especializado, el traductor debe conocer muy bien el campo del conocimiento al que se enfrenta. No basta con conocer uno y otro idioma perfectamente, es necesario conocer la temática del texto. En el campo de la traducción jurídica, es especialmente necesario conocer las diferencias que existen entre los ordenamientos jurídicos de los distintos países. Si bien el ordenamiento jurídico los países que parten del derecho romano, como la mayoría de países europeos, pueden ser más o menos similares, no se da ese mismo caso entre los ordenamientos jurídicos de países anglosajones, como EE.UU, Reino Unido u otros países pertenecientes a la Commonwealth. Por eso es necesario hablar sobre la traducción del Common Law.
A priori, el derecho anglosajón se basa en lo que conocemos por el nombre de Common Law, es decir, la ley común. Este es un ordenamiento jurídico basado en la tradición y en la costumbre, donde las sentencias judiciales tienen un peso específico a la hora de crear jurisprudencia.
Ordenamientos jurídicos de los países que parten del derecho romano
Los países seguidores de la tradición romana basan su jurisprudencia en las leyes, donde todos los delitos y penas posibles deben estar legisladas, y si no existen en la ley escrita, se crea un vacío legal por el que pueden colarse los criminales. Los jueces del derecho romano pueden interpretar la ley, pero nunca enmendarla. Las leyes, asimismo, deberán estar redactadas de la forma más unívoca posible, de modo que no pueda dar lugar a múltiples interpretaciones, aunque eso casi nunca es posible. De ahí que un conocido refrán español nos advierta de que: “Hecha la ley, hecha la trampa”.
Los romanos eran gente seria a quienes les gustaba dejarlo todo atado y bien atado, por escrito y para siempre jamás. Cuando se trataba de la ley, los romanos querían saber a qué poder atenerse bien fuera en la Galia o en la Jacetania. Ese sistema buscaba la estabilidad legal en todo un imperio. Una ley homogénea, única, que perdurase en el tiempo a lo largo y ancho del Mediterráneo.
Ordenamientos jurídicos de países anglosajones
En el sistema del Common Law, la costumbre y las sentencias judiciales alimentan el propio sistema jurídico. Esto hace que su ordenamiento sea mucho más dinámico y que pueda adaptarse mejor a las circunstancias concretas y al devenir de los tiempos, sin necesidad de esperar a que los legisladores decidan dedicarse a sopesar nuevos delitos que engrosen nuestro código penal. El ordenamiento jurídico del Common Law surge del uso y de la costumbre. Por eso es tan importante, como bien sabemos por las películas americanas, que los abogados sean capaces de encontrar sentencias previas favorables a su causa en casos similares a los que ahora llevan entre manos. Si en un momento dado de la historia hubo un juez que falló a favor de Hudson en el caso Hudson contra Texas, ya hay jurisprudencia que apoye un fallo actual en el mismo sentido.
Los anglosajones primaron la interpretación que los jueces hacían de la norma y la costumbre, y a partir de ahí crearon su ordenamiento jurídico, mientras que los romanos dieron prioridad a la ley escrita. Dicho lo cual, queda claro que, a la hora de hacer una traducción jurídica relacionada con el Common Law, se debe andar con pies de plomo y ser conscientes de las diferencias entre uno y otro ordenamiento jurídico. De lo contrario, estas diferencias culturales podrían dar con nuestros huesos en la cárcel.