Hay profesiones, como las de médico, maestro o cura, a las que se conoce por vocacionales, pues su desempeño surge, a priori, de una predisposición innata. Según estas pistas, los traductores son también traductores por vocación a pesar de que no hay niño en el mundo que, al preguntársele qué quiere ser de mayor, conteste: “traductor, como García Yebra”.

Por algún motivo que no alcanzo a entender, la gente suele ver con buenos ojos que alguien aspire a escribir un libro como la Ilíada, pero no comprenden el mismo afán si lo que se desea por encima de todo es llegar a traducirla. Debe de parecerles poco creativo y esa es una impresión que dista sin duda de la realidad. Debe de parecerles, además, que para traducir basta con cambiar una palabra por otra, que es un trabajo en el que el traductor no hace otra labor que la de conversor de términos. En definitiva, que para eso no es necesaria ni opinión propia y formada, ni reflexión meditada ni, tal vez, siquiera alma.

Verdaderos traductores por vocación

Puede que este sea el motivo por el que el trabajo de traducción se ha encargado a menudo a amateurs sin conocimientos específicos del oficio. Si resulta que para traducir no es necesaria ni una predisposición especial ni habilidades concretas, y basta con poder llevarse una conversación trivial en uno y otro idioma, he aquí que para nada queremos traductores profesionales por vocación. Que para nada queremos traductores obsesionados con el conocimiento exhaustivo de una y otra cultura, con equivalencias semánticas más allá de los términos, con la fonética y la fonología diacrónicas, con la etnolingüística y con un largo etcétera. Tal vez por eso, quienes solicitan una traducción no exigen que sus traductores sean profesionales certificados, pues en ocasiones desconocen incluso que semejante pasatiempo pueda ser una profesión de veras, más allá de una labor ocasional que algunos profesores de lenguas desempeñan.

Acreditar la profesionalidad 

Lo cierto es que resulta imprescindible, si queremos que nuestras traducciones sean rigurosas y fidedignas, acreditar la profesionalidad del traductor que vamos a contratar. Una manera de hacerlo es cerciorarnos sobre su titulación. Las licenciaturas de traducción en España, hasta ahora, se han impartido en Barcelona, Salamanca, Madrid, Granada, Soria, Las Palmas y Vigo. A partir de ahora, con la introducción de los grados en sustitución de las licenciaturas, el abanico se amplía, y puede estudiarse traducción e interpretación en muchas más facultades.

Para aquellos casos en los que el traductor no haya cursado una titulación específica de traducción e interpretación y haya forjado su profesión a golpe de tecla, puede solicitarse otro tipo de acreditaciones como, por ejemplo, la de traductor e intérprete jurado, que expide el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. A falta de un colegio profesional en este campo, también podemos solicitar referencias de anteriores clientes y trabajos. Sin duda, la constitución de un colegio profesional que regulase los requisitos necesarios para el ejercicio de la profesión podría ayudar a que se evitase, al menos en cierta medida, el intrusismo profesional. Pero mientras eso no ocurra, lo mejor es asegurarnos de que la persona a la que encargamos la traducción ha recibido una formación específica y de calidad y tiene una experiencia suficiente que acredite sus habilidades como traductor. Y si es traductor por vocación, incluso mejor.

Traductores por vocación: mitos sobre la traducción

Una ‘ensalada’ de idiomas

«A ver, si eres traductor profesional, hablarás cuatro o cinco idiomas, ¿no?» Eso es lo que la inmensa mayoría de las personas suele creer. Pero no todo es siempre lo que parece. En la mayoría de los casos no existe tal ‘ensalada’ de idiomas, sino que el traductor profesional domina dos lenguas y se comunica bien en ellas. En traducción profesional lo que cuenta no es, en la mayoría de los casos, cuántos idiomas hables, sino que domines los que sabes.

¿Traducir siempre al inglés?

Hay personas que se asombran cuando un traductor no traduce al inglés, sino a su lengua materna. ¿Eso por qué? Precisamente por eso, porque muchos, aunque hablen con soltura otros idiomas, prefieren desarrollar su trabajo en un terreno en el que conocen a la perfección los guiños del lenguaje, lo que permite traducir con todas fidelidad.

¿Se traduce mucho?

¡Claro! Los traductores profesionales nunca paran de trabajar. Echa un vistazo a tu alrededor. ¿Te gustó la serie de Juego de Tronos? ¿Leíste el libro de Cincuenta sombras de Grey? ¿Has visto la película ‘La vida es bella’? ¡La traducción nos rodea! Está en todas partes y somos capaces de ampliar nuestra cultura y conocimiento del mundo gracias a ella. Pon un traductor profesional en tu vida. No te arrepentirás. Hay muchos que no lo saben, pero necesitan un traductor en su vida.

Traducciones (malas) de títulos de películas

Otro de los misterios que a muchos les gustaría saber es por qué las traducciones de títulos de películas no son fieles a la realidad. Lo cierto es que el traductor envía propuestas para traducir los títulos de película, pero luego es el departamento de marketing de la producción el que decide qué es lo que mejor puede vender. De ahí que, por ejemplo,  ‘Olvídate de mí’ fuera la traducción de ‘Eternal Sunshine of the Spotless Mind’ o que ocurriera esto con La La Land.

Habla con el traductor

La mayoría de los que conozco son personas extrovertidas, inquietas, sonrientes, con muchos amigos de muchas partes del mundo. Puede hablarles, plantearles sus dudas e inquietudes acerca del texto, preguntarles si creen necesario traducir todo el contenido o sólo una parte del mismo, ¡pueden incluso ayudarle a ahorrar dinero a la vez que le entregan un trabajo de calidad! Si el traductor conoce los propósitos que te mueven a traducir los textos, es seguro que la traducción que entregue sea mucho más eficaz y que cumpla mucho mejor con dichos objetivos. Si su traductor conoce el destinatario al que su traducción va dirigida, si conoce el ámbito en el que va a emplearse o si va a ser o no publicada, tenga la certeza de que el texto traducido causará el impacto esperado y tendrá la utilidad que usted desea.

No dejes que el traductor vague a ciegas haciendo conjeturas, no ya sobre el texto, sino sobre los propósitos de su dueño. Sé sincero, generoso y confía en la confidencialidad del trabajo del traductor, te garantizamos que así ambos saldréis ganando, ya que pocas cosas son más frustrantes para quien traduce que el hecho de enfrentarse a un texto que carece de contexto. El traductor es la persona más interesada en realizar un trabajo de calidad, y es que otra cualidad común a la mayoría de traductores es que todos ellos quieren escribir la traducción perfecta. Por supuesto, eso es lo que nos lleva a un estado de insatisfacción constante, pero, tal vez ese sea tema para otro blog.

Los cambios en este sector

Hasta no hace mucho tiempo, para encontrar trabajo como traductor solo era necesario conocer a fondo un idioma y, posiblemente, dominar la materia que cubre el texto que se está traduciendo. La principal herramienta de trabajo de un traductor era el diccionario, pero hoy en día, gracias al desarrollo de las tecnologías que marcarán nuestro futuro y las herramientas disponibles en internet, así como herramientas específicas del sector, es posible traducir gran parte de textos técnicos o científicos de forma más cómoda y flexible. Por lo tanto, el trabajo concreto del traductor a día de hoy es el de una cuidadosa traducción además de otra revisión del texto traducido para que sea perfectamente fluido en el idioma escrito.

Hoy en día un traductor por vocación necesita conocimientos informáticos y cierta familiaridad con el mundo digital, además de un ordenador con una buena conexión a internet. Trabajar como traductor por cuenta ajena es posible, eso sí, es necesario buscar los trabajos de traducción por tu propia cuenta ya sea a través de una página o a través de contactos que se hayan establecido en el pasado. Sin embargo, sí se conoce qué agencia de traducción contratar, es posible obtener un cierto número de encargos y así tener un flujo de trabajo y unos ingresos más o menos constantes cada mes.

Los traductores por vocación y el futuro de la traducción

Un sector que nunca ha pasado de moda y que está creciendo en tamaño es precisamente el de las traducciones. De hecho, aunque las tecnologías de nuestro tiempo nos ofrecen herramientas cada vez más avanzadas para comunicarnos, no se trata todavía del futuro de la traducción, ya que las dificultades a nivel de intercambio internacional persisten y la producción de textos en diferentes idiomas aumenta. Por esa razón, la figura del traductor por vocación, a día de hoy, es más que necesaria para superar los problemas de decodificación y comprensión en una lengua común.

La traducción es, sin duda, un sector en crecimiento en la economía mundial. El creciente número de relaciones internacionales en los ámbitos económico, diplomático y comercial hace que exista una demanda constante de traducciones profesionales. Por lo tanto, se puede decir que trabajar como traductor significa seguir los mejores consejos para traducir contenidos y poner los propios conocimientos y habilidades al servicio de un futuro de integración e internacionalización.

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