Una de las mayores dificultades que enfrentan los políglotas y traductores es también una de las más divertidas: descubrir cómo traducir el humor a múltiples idiomas. Puede ser un desafío exasperante, pero ¿qué lo hace tan difícil? El humor implica más que solo conocimiento lingüístico técnico. Si bien ciertamente hay algo que decir sobre entender la estructura gramatical de un idioma, a veces simplemente no es suficiente.

Traducir textos de humor: todo un reto

Imagina que estás con un grupo de amigos hablando tu segundo idioma. Sigues la conversación perfectamente bien… hasta que alguien hace una ocurrencia y todos estallan en risas. Te quedas estupefacto, preguntándote qué se acaba de decir mientras intentas determinar qué es exactamente lo que resulta tan gracioso.

¿Te suena familiar? No estás solo. Y no eres solo tú, te lo prometo. Es solo que, sin importar cuántos verbos irregulares memorices, ningún libro de texto te impartirá un sentido bilingüe del humor.

Cuando se trata de traducción profesional, este problema se magnifica. Cuando se traduce cualquier texto que tenga la intención de entretener, es probable que incluya uno o dos chistes. Artículos de revistas, textos publicitarios, obras literarias… todos estos formatos utilizan el humor de una manera u otra. En cualquiera de ellos, un juego de palabras ingenioso o una referencia cultural ingeniosa pueden representar un desafío monumental. ¿Cómo preservar el mismo sentido del humor con palabras diferentes, para una audiencia con un contexto diferente? Los traductores profesionales saben bien cómo hacerlo.

Tipos comunes de humor lingüístico y las dificultades que plantean:

1- Juegos de palabras

En este caso, la fuente del problema es bastante obvia. Si un chiste se basa completamente en las propiedades de las palabras que lo componen, es bastante difícil transmitir la misma idea utilizando palabras completamente diferentes. Como traductor de marketing, lo mejor es pensar en palabras similares en el idioma de destino que puedan combinarse de manera igualmente ingeniosa.

En primer lugar, determina la estrategia que está utilizando el texto fuente. ¿Es aliteración? ¿Un juego de palabras? ¿Aprovecha una palabra con dos significados diferentes? Una vez que entiendas la estructura del chiste, puedes empezar a formular uno nuevo en el idioma de destino. No es fácil, pero con un poco de creatividad y alguna libertad lingüística, puedes lograr milagros multilingües.

2- Rimas

Quizás esto sea técnicamente un tipo de juego de palabras, pero es lo suficientemente difícil como para merecer su propia subsección. Las rimas existen en todos los idiomas, por supuesto, pero de ninguna manera las parejas de rimas en un idioma son equivalentes a las de otro. Si realmente quieres ofrecer la mejor traducción posible, tendrás que encontrar tu poeta interior y tu tesauro.

La estrategia más sencilla es pensar en tantos sinónimos como sea posible para las palabras en cuestión, hasta que encuentres dos que rimen. A veces es imposible, pero si puedes lograrlo, te sentirás (con razón) como un genio.

3- Referencias culturales

Todo traductor, y hablante de segundo idioma, sabe que una buena parte de entender un idioma es comprender su contexto cultural. Esto es especialmente evidente cuando se trata de chistes. Si la punchline se refiere a un político local, a un evento histórico o a algo que solo es familiar para una comunidad en particular, será incomprendido por los extranjeros.

Al traducir, a veces se tienen que tomar decisiones difíciles. ¿Dejar la referencia tal como está y esperar que la audiencia lo entienda? ¿Cambiarla por una referencia diferente en su propia cultura que comunique una idea similar? ¿O simplemente eliminarla?

Si se opta por la segunda opción, se deberá estar muy familiarizado tanto con la referencia original como con la cultura del público objetivo. Intentar determinar la esencia del chiste: ¿por qué es gracioso? Esto es lo que debe mantener el profesional con la nueva referencia. Aunque se hable de una persona o evento totalmente diferente, es probable que el profesional pueda conservar el mismo significado.

Por otro lado, existe la posibilidad de que si se cambia la referencia, el texto simplemente no tenga sentido. En ese caso, es posible que se intercale una explicación. Un paréntesis con algunos detalles seleccionados puede hacer maravillas; de esta manera, se conservará todo el significado pero se le da al lector ayuda adicional para entenderlo.

Rocío González

Autor Rocío González

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